La pandemia muestra la importancia estratégica del regadío para la garantía y soberanía alimentaria.

Para España, para Europa, para el mundo entero, para todos los sectores económicos, para los servicios públicos y para el mercado, el año 2020 pasará a la historia por ser el año de la pandemia. Todo lo demás queda en segundo plano.

En la primavera, la economía española quedó literalmente parada. Durante varias semanas solo los servicios esenciales pudieron funcionar y el regadío fue uno de ellos.

Si algo puso de manifiesto esta crisis fue de hecho la importancia de todas las actividades económicas relacionadas con la garantía y soberanía alimentarias.

Ojalá no hiciera falta una crisis como esta para saber distinguir el grano de la paja. Porque da la impresión de que un porcentaje muy alto de las políticas públicas va destinada a mover la paja, mientras nadie se dedica a cultivar el grano.

Si el regadío es esencial, también lo debería ser para las inversiones públicas para la modernización del mismo. Por desgracia, lo que hemos tenido hasta ahora es más papeleo y burocracia que obras reales.