La solución al déficit estructural de la cuenca no pasa solo para contener la demanda, sino por aumentar la capacidad de regulación.

La situación hidrológica de la Cuenca y la incertidumbre para la próxima campaña vuelven a demostrar la necesidad de aumentar la regulación acometiendo nuevas obras hidráulicas. Por tercer año consecutivo, y es fácil decirlo, nos volvemos a situar ante un escenario más que probable de restricciones, que, según se presente el año hidrológico, serán más duras o más suaves. Incluso si se acaba medio arreglando o solucionándose algo como en años anteriores donde tuvimos restricciones del 15-20%, el daño estará en parte hecho, pues la planificación de cultivo estará condicionada por la falta de garantía de agua y no por criterios de rentabilidad en los mercados.

De modo que es hora ya de tomar medidas. El déficit estructural es una realidad que no se puede seguir ignorando ni tampoco pensando que va a solucionarse “mágicamente”, solo conteniendo la demanda. Exige aumentar la capacidad de regulación y en particular ejecutar los embalses que ya estaban aprobados en la planificación hidrológica y que sorprendentemente han desaparecido del EPTI que hemos alegado. No es momento de retóricas y demagogias ecologistas. Es momento de coger el toro del déficit estructural por los cuernos y afrontarlo de verdad, antes de que el cambio climático haga imposible para el regadío el desfase entre necesidad y garantía de agua. Cerrada de la Puerta, en Jaén, San Calixto, en Córdoba, y Estudio de la Presa de Velillos, en Granada han desaparecido del EPTI. ¿Por qué? No lo sabemos. No son obras que nos hayamos sacado de la manga de repente, son obras que, a la par de largamente demandadas, ya estaban en la planificación. Pedimos pues una rectificación y que vuelvan a aparecer, con presupuestos y plazos de ejecución, en el documento que seguirá al EPTI, el proyecto de plan hidrológico.