Fenacore pide el traspaso de las competencias del agua a Fomento

El Libro Verde del Agua, actualmente en elaboración, y a cuyo borrador han tenido acceso las organizaciones del regadío, que sin embargo no fueron llamadas a participar en la elaboración de su documento preliminar con el peso que le corresponde, es un compendio de viejas recetas que lejos de resolver el problema del agua en España solo servirá para agravarlo y causar enormes daños económicos.

La fórmula mágica encontrada por los sesudos expertos que están participando en su redacción es la siguiente: subir los precios y tarifas del agua para generar un incentivo que permita fomentar el ahorro y recuperar los costes ambientales. Recupera así la idea de revisar el régimen económico-financiero y la fiscalidad del recurso para aplicar el principio de recuperación de costes de los servicios del agua, de acuerdo con una interpretación para nosotros errónea de la Directiva Marco de Aguas.

En el Congreso Nacional de Riegos celebrado en Badajoz, el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, marcó con acierto la posición del regadío nacional. “El objetivo de mejorar y usar menos agua no debe pasar por aumentar su precio, sino por hacer un uso más eficiente del agua”. Frente al disparatado y sesgado documento promovido por el Ministerio de Transición Ecológica, el presidente de Fenacore solicitó el traspaso de las competencias hidráulicas a Fomento, donde estuvieron todo el siglo XX y donde por lógica debería seguir estando por la importancia de promover infraestructuras hidráulicas y proyectos de modernización para dar solución al problema del déficit hídrico.

Un problema que se verá agravado por el cambio climático y frente al cual será necesario disponer de nuevas obras de regulación que permitan evitar las inundaciones y disponer de aguas en períodos de sequía. El cambio climático exige soluciones, que en ningún caso es que cada cuenca se las arregle con sus recursos actuales, sino que exige se proyecten nuevas presas y balsas de riego que laminen las mayores avenidas y que además cumplan con la función de atesorar recursos para que se usen en los periodos de sequía más recurrentes.