Miles de hectómetros cúbicos son vertidos al mar en la España húmeda y una parte de ellos podrían ser aprovechados para la España seca si se incrementara la capacidad de regulación en esta mitad de nuestro país donde llueve más y se desarrollaran las conexiones necesarias entre territorios. España está conectada por tren y por carretera, pero no por trasvases. A efectos hidrológicos no somos una nación, más parecemos un reino de taifas.

Esta falta de regulación y sobre esto este déficit en las conexiones ha sido dolosamente evidenciado por las lluvias de esta primavera. Una información de El Español ponía de manifiesto que nuestro país vertió al mar en marzo el agua que consume la población en un año. Según esta noticia, el centenar de embalses previstos en el PHN de 2001 habrían permitido almacenar, sólo en este mes, más de 6.000 hectómetros cúbicos, que es el volumen de agua que necesita el regadío andaluz para regar durante dos años.

Es evidente que es mucho lo que se puede hacer y que quedarse de brazos cruzados, de acuerdo a las recomendaciones de la llamada nueva cultura del agua, nos condena al retroceso y al subdesarrollo rural.