La Cuenca del Tinto-Odiel-Piedras y los sistemas de explotación más occidentales de la Cuenca del Guadalquivir han sido los mayores beneficiados de las lluvias de esta semana. Pero en el resto de sistemas y cuencas la situación no ha variado un ápice. Es conveniente advertirlo porque las últimas precipitaciones han incidido en la falsa sensación de que la sequía ha acabado en Andalucía. Y desgraciadamente nada más lejos de la realidad.

Ya quisiéramos que así fuera. Ya quisiéramos poder anunciar que, seis años después, nuestros embalses vuelven a una situación de normalidad. Pero no sólo no es así sino que la situación se sigue deteriorando en la mayoría de sistemas y cuencas. Así, con respecto a la última semana, el Guadalete-Barbate y la Cuenca Mediterránea Andaluza, lejos de recibir aportaciones, han mantenido su nivel de embalse, por los riegos que (con restricciones) se están haciendo.

Con respecto al Guadalquivir, es cierto que el nivel de embalsamiento se ha incrementado un 2%, pero esta mejora media es bastante engañosa, porque se debe fundamentalmente al incremento de un sistema muy concreto, el de Ribera de Huelva, que es el que se ha visto sin duda más beneficiado por las lluvias. En la Regulación General, de donde “bebe” la mayor parte del regadío de la Cuenca, las aportaciones por las últimas lluvias han sido de 30 hm3, un volumen insignificante. Con respecto a la capacidad total de 5.644 hm3, estamos hablando de una mejora de apenas el cinco por mil, y con eso está dicho todo.

La mejora sí es más importante en el Tinto-Odiel-Piedra, cuyos embalses han incrementado su nivel de embalsamiento un 10%, a pesar de que los frutos rojos están en plena campaña.