Feragua espera con interés el avance en la tramitación de la nueva Ley de Gestión Ambiental Sostenible de Andalucía, que debe sustituir a la actual Ley GICA, y de cuyo primer borrador presentamos unos comentarios preliminares en el trámite previo de consulta pública. Según se nos informó, fuimos casi la única organización en realizar una valoración inicial, pero es que lo que teníamos que decir era muy importante.
Básicamente, nuestros comentarios hacían hincapié en la necesidad de suavizar enormemente el tratamiento de la evaluación ambiental en los proyectos de modernización del regadío. No se puede conferir el mismo tratamiento a un proyecto de transformación (de creación de nuevos regadíos) que a un proyecto de modernización, que es en sí mismo un proyecto medioambientalmente positivo, en la medida en que ahorra agua y contribuye a la reducción de la contaminación difusa. Los trámites y exigencias ambientales no pueden ser los mismos en un caso y otro, ni en complejidad ni en duración. De lo contrario, se convertirán en un obstáculo insalvable para culminar la modernización de infraestructuras, que hoy alcanza al 80% de la superficie regable en Andalucía y donde regantes y comunidades han hecho un esfuerzo ejemplar, siendo modelo para el regadío del resto del mundo.
Del mismo modo, es necesario mejorar, agilizar y facilitar la tramitación ambiental de los proyectos de balsas de almacenamiento, que pensamos deben tener un tratamiento abreviado y preferente, en la medida en que, como el caso anterior, son infraestructuras con un impacto positivo directo sobre el medio ambiente, ya que mejoran el uso del agua y la energía, además de ser verdaderas reservas de la biodiversidad, contribuyendo al mantenimiento y mejora de la flora y fauna del entorno.
Esperamos que la nueva secretaria general de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente, María López Sanchís, sea sensible y receptiva a todos estos planteamientos del regadío.