Desde su constitución en marzo, y aunque parezca increíble, no se había llegado a convocar una reunión para abordar la muy preocupante situación hidrológica.

Seis meses. Esos son los reflejos y el tiempo de reacción que ha mostrado el Gobierno para abordar el problema de la sequía. Tras su constitución en marzo, la Mesa Nacional de Sequía no había vuelto a celebrar ninguna otra reunión. Por fin lo ha hecho ahora en septiembre. Aunque se trató de una reunión más informativa y técnica que política. Y lo que necesitamos no son encuentros de trabajo para contarnos lo que hay, que ya lo sabemos, sino reuniones políticas lideradas por los primeros espadas de cada Ministerio para tomar decisiones de emergencia en una situación que empieza a ser dramática en todo el país y que en Andalucía ya lo es.

A través de Fenacore, el regadío andaluz quiso trasladar sus reivindicaciones, que son claras y concretas, y que exigen un compromiso político. Necesitamos más inversiones en regadío y políticas de ahorro, pero sobre todo aumentar la capacidad de regulación con nuevos embalses y balsas de acumulación en las zonas regables. Acabar con la desertización de España fue el impulso de la política progresista y reformista de los ilustrados españoles y de principios siglo. Resulta del todo increíble que ahora se presente como progresista y avanzado el impulso contrario, que es el de reducir regadíos y renunciar a las infraestructuras para compensar el déficit de lluvias por nuestra situación geográfica.

En la Mesa de Sequía lo dijimos claro, pero ante unos interlocutores sin autoridad política para decidir nada: necesitamos nuevas presas y balsas de acumulación en las zonas regables. También necesitamos apoyo a las aguas regeneradas y desaladas a costes asumibles en las cuencas litorales y prudencia en la implantación de los caudales ecológicos, especialmente en situaciones de embalses casi vacíos como la que atravesamos ahora en Andalucía.

También se planteó la necesidad de apoyar al regadío con medidas fiscales, financieras y económica de apoyo en una situación tan crítica como la que atravesamos y de forma específica solicitamos el IVA reducido del 5% para la tarifa eléctrica y el desarrollo reglamentario (que ya es hora) de la doble potencia anual para adaptarse al patrón estacional del regadío.