La valoración de los primeros meses del año viene marcada inevitablemente por la sequía y las fuertes pérdidas a las que nos abocan.

En el análisis de lo mejor y peor del año hasta agosto, tenemos que empezar en esta ocasión por lo negativo. Porque lo negativo es, en esta ocasión, muy negativo. Las pérdidas por las restricciones van a ser gravísimas en casi todo el regadío andaluz. Repasamos esta y otras noticias que no nos invitan precisamente al optimismo.

Una situación hidrológica deprimente. La situación hidrológica no puede ser más descorazonadora en toda Andalucía. Tenemos declaradas la situación de sequía excepcional en las zonas de Campo de Dalías y Cuevas de Almanzora (Almería), Axarquía, Guadalhorce-Guadalteba-Conde de Guadalhorce-Casasola-Limonero (Málaga), cuenca del Barbate y Campo de Gibraltar (Cádiz) además, por supuesto, de prácticamente toda la Cuenca del Guadalquivir. Y como resultado de ello se han aprobado fuertes restricciones en todas las Cuencas para la presente campaña: en el Valle Almanzora, en Almería; en la Axarquía y Guadalhorce, Málaga; y en Guadalete-Barbate y Campo de Gibraltar, en Cádiz, todas ellas de competencia autonómica; además de en el Guadalquivir, de competencia estatal. Sólo Huelva se escapa, de momento. En ninguno de estos casos, podemos afirmar que esto nos ha llegado de sorpresa. Muy al contrario, se veía venir. Con la excepción de 2018, venimos sufriendo desde 2013 un ciclo seco meteorológico que es el que nos ha llevado hasta la situación hidrológica actual. ¿Qué medidas han tomado las administraciones en este tiempo para combatir el problema e intentar combatir la dependencia del campo hacia la meteorología? La respuesta a esta pregunta es lo que más duele. Los peor es que estas dotaciones nos abocan a fuertes pérdidas. En el caso del Guadalquivir, según nuestras estimaciones, el daño estimamos no será inferior a los 500 millones de euros, debido a la merma de productividad y rentabilidad asociada a estas restricciones muy deficitarias.

Un Decreto de Sequía insuficiente para el Guadalquivir con una condonación solo parcial de las ayudas. En esta situación tan adversa para el regadío, el Gobierno aprobó un Decreto de Sequía a nuestro juicio insuficiente, con una exención de los cánones parcial y no completa de la campaña 2021, al contrario de lo que ocurrió en los decretos precedentes de los años 2006, 2007, 2008, en los que, con dotaciones similares, el Gobierno concedió la exención total de los cánones y tarifas a los regantes afectados por las restricciones.

La Breña II y Arenoso, el cuento de la buena pipa. Siete años después de reclamar la gestión directa por parte de la CHG de estas dos presas, desde el Ministerio nos siguen contando el cuento de la buena pipa. Que ni sí que ni no, sino que si queremos oír el cuento de la buena pipa. Y no, no queremos. No queremos pagar un IVA que pensamos además que es ilegal, ni unos costes de explotación que son el doble de lo que serían si estas presas no estuvieran en manos de ACUAES. Por cierto, muy feo el detalle de querer repercutirnos los costes de explotación de la estación de bombeo de la Breña II, cuando no está operativa, y llevamos años reclamando que se ponga en funcionamiento. Si estuviera en funcionamiento, tendríamos de hecho recursos que nos vendrían muy bien en esta campaña de fuertísimas restricciones.

Sin regadío, estómago vacío. Con ese eslogan, se presentó el regadío nacional a la histórica manifestación que el 20M reunió a cientos de miles de personas para clamar contra el maltrato del Gobierno al mundo rural. Una manifestación que por primera vez reunió a sus agrícolas, ganaderos y cinegéticos y en la que organizaciones de regantes de toda España acudimos bajo la convocatoria de Fenacore para advertir que la soberanía alimentaria está amenazada en España por culpa de unas políticas que priorizan los enfoques medioambientalistas, penalizando gravemente al regadío por la falta de inversiones en infraestructuras que aumenten la garantía de agua para el riego. Tal y como demandamos los regantes, la Manifestación acabó en las puertas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miterd) liderado por Teresa Ribera, del que dependen las políticas de agua y de energía, que están lastrando al regadío.

Abandono del Gobierno ante el incremento desmesurado de la factura eléctrica. El abandono clamoroso del Gobierno de los intereses agrícolas se ha hecho especialmente evidente con el incremento de la factura eléctrica. A pesar de que el comportamiento del mercado perjudica especialmente al regadío (en su estructura de gastos, el peso de la factura eléctrica es enormemente relevante), el Gobierno no ha aprobado ni una sola medida para aliviar nuestra situación: ni siquiera el IVA reducido que ha aplicado al consumo doméstico. Aún más. La desidia y el desinterés son tan absolutos que ni siquiera podemos beneficiarnos del cambio de potencia que ha sido aprobado ya en hasta tres Leyes. Y no podemos hacerlo porque el Ministerio de Transición Ecológica se ha “olvidado” de realizar el desarrollo reglamentario correspondiente para concretar esta posibilidad. Dejadez administrativa y falta de voluntad política hacia el regadío español en materia energética, marcan el estilo de este Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que preside la vicepresidenta Teresa Ribera.