Mucha grasa y poca fibra: el exceso de planificación se solapa sospechosamente con el déficit de ejecución.

A continuación le presentamos una relación de los planes, decretos, normas y acuerdos de diverso tipo sobre los que hemos realizado aportaciones y sugerencias en los últimos meses.

-Plan Nacional del Cambio Climático
-Plan Andaluz por el Clima
-Proyecto de Decreto de Sequías de la Junta de Andalucía
-Proyecto de Decreto para la regulación de presas y balsas, también de la Junta de Andalucía
-EPTI del Guadalquivir y de las cuencas litorales, de la administración central y andaluza, respectivamente
-Plan de gestión de riesgo e inundaciones de la Demarcación del Guadalquivir
-Acuerdo Andaluz por el Agua

Este músculo que las administraciones exhiben a la hora de planificar no tendría que ser en sí mismo negativo si no fuera porque contrasta ampliamente con la apatía, flojera, apocamiento y debilidad que muestran a la hora de ejecutar. Hasta el punto de que es legítimo preguntarse si ese exceso de planificación y regulación no es una tapadera para ocultar la parálisis inversora.

Mientras estamos entretenidos leyendo papeles y estudiando propuestas, dejamos de prestar atención a la flagrante ausencia de obras y realizaciones. De modo que si tuviéramos que resumir con un titular lo que pensamos de la política hidráulica de estos primeros seis meses de 2020 (y de los últimos años) es ese que hemos escogido: mucha grasa y poca fibra, mucho ruido y pocas nueces. Obesidad de regulación y anemia de inversiones.