Y a las administraciones para que se hagan cargo del demostrado déficit estructural que sufre nuestra cuenca y que nos ha obligado a tres ciclos de restricciones desde 1990.

Consciente de la situación de las reservas hídricas en nuestra comunidad, desde Feragua, como es costumbre, recomendamos a nuestros asociados y regantes seguir guiándose por la prudencia, la eficiencia y el ahorro en el uso del agua para el riego, optimizando los recursos para así hacer un correcta utilización de un bien tan preciado como es el agua, algo que hemos hecho siempre y que seguiremos haciendo para garantizar la agricultura y el suministro de alimentos a nuestra población.

No obstante, y al mismo tiempo que no nos duele en prendas pedir responsabilidad y ahorro a nuestras comunidades, también queremos apelar a las administraciones para que se hagan cargo de una vez por toda del déficit estructural que padece la Cuenca, y que se pone de manifiesto en restricciones periódicas (1992-1995, 2006-2008, 2019-2020). Algunos colectivos y grupos políticos parecen querer condenar al regadío a esta vieja “normalidad”, pero nosotros no vamos ni a asumirla ni a resignarnos, y menos en un contexto de cambio climático que hará más duras las sequía (y más elevado el riesgo de inundaciones).

Necesitamos nuevas inversiones en mejora y modernización del regadío en toda Andalucía, como la modernización del sector arrocero de las marismas del Guadalquivir que ahorraría entre 50 y 100 Hm3/año, y la modernización de la zona regable del Rumblar de Jaén, ambas en la cuenca del Guadalquivir, o la duplicación del túnel de San Silvestre y el proyecto de canal enlace directo en la zona regable de Chanza-Piedras, ambas en la cuenca Tinto-Odiel-Piedras. O también las obras de modernización de San Pablo Buceite y San Martín del Tesorillo en la Cuenca Mediterránea Andaluza, así como la ejecución urgente de las obras de regulación previstas en los Planes Hidrológicos vigentes, como son las presas de Cerrada de la Puerta en Jaén, San Calixto en Córdoba, Velillos en Granada y el recrecimiento de la presa del Agrio en Sevilla, en la cuenca del Guadalquivir; la terminación de Alcolea y la presa de Pedro Arco en la cuenca Tinto-Odiel-Piedras, o la presa de Gibralmedina en la cuenca del Guadiaro. Todas ellas son obras que pueden aportar nuevos recursos para hacer frente a los efectos del cambio climático.