Y ahora las noticias menos buenas. Las preocupantes y las decididamente malas del todo.

Una situación hidrológica inquietante: La mayoría de cuencas andaluzas están en situación de alerta, y eso significa una previsión de fuertes restricciones en la próxima campaña, salvo que las lluvias de invierno y primavera lo arreglen. Las últimas lluvias de diciembre tienden a aliviar la muy preocupante situación hidrológica en la que nos encontrábamos. Podemos ya decir que estas lluvias han supuesto una mejora importante de los niveles embalsados en todas las cuencas andaluzas. En el caso de la cuenca del Guadalquivir, donde la dotación mínima garantizada en la Comisión de Desembalse de de noviembre pasado -en el peor escenario posible- era de 1.000 m3/ha, ya podemos estimar sin equivocarnos que ahora estaría en una horquilla entre 2.500 y 3.000 m3/ha, tras haber entrado más de 400 Hm3 en el sistema de regulación general – que ya supera los 2.150 Hm3 de agua embalsada- y más de 650 Hm3 en toda la cuenca, que ya supera los 3.600 Hm3 embalsados. En esta situación hidrológica, sigue siendo necesaria y obligada una cautela y planificación responsable de cultivos.

Obstáculos al desarrollo de las renovables: Ya lo dijimos aquí hace poco. Mientras el Gobierno anuncia un futuro verde y cien por cien renovable, la realidad que puede constatar el regadío es bien diferente: obstáculos y más obstáculos al desarrollo de las energías limpias. Con la justificación de que la Red no tiene más capacidad, Red Eléctrica España y Endesa están imposibilitando y/o poniendo las mayores trabas a la conexión a la red de las plantas solares para autoconsumo de aquellas Comunidades de Regantes que pretenden verter sus excedentes. Desde Feragua exigimos a las administraciones que fiscalicen si los alegados problemas son reales, y si lo fueran, realicen las inversiones necesarias para solucionarlos y permitir que las plantas solares de las comunidades de regantes puedan conectarse a la red y vender la energía sobrante.

Delimitación excesiva de zonas inundables y dominio público hidráulica. Los mapas de peligrosidad y riesgo de inundaciones que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha sacado a consulta pública y que constituyen la base del futuro Plan de Gestión de Inundaciones de la Cuenca han causado una honda preocupación a regantes y municipios, pues plantean una delimitación excesiva tanto de las zonas inundables como del dominio público hidráulico. Este último se aleja a veces hasta a más de 1 kilómetro y 1,5 kilómetros del cauce, afectando a terrenos privados que son, en la actualidad, fértiles vegas inscritas en el Registro de la Propiedad. Estamos hablando de miles de hectáreas de terrenos privados que, una vez culminado los correspondientes trámites de apeo y deslinde, pasarían a propiedad pública sin generar derechos económicos para los actuales propietarios, y privando a los ayuntamientos del IBI rústico correspondiente.

Falta de control en la aplicación de las medidas contra las especies invasoras. El avance imparable de las especies invasoras demuestra que o las medidas de control no son suficientemente duras o no hay un control efectivo para su aplicación. La extensión del mejillón cebra al Alto Guadalquivir ha sido la última mala noticia conocida de este proceso de propagación que las administraciones no están sabiendo combatir. En necesario, pues, extremar las medidas de control y endurecer las sanciones si fuera preciso para frenar esta epidemia, que representa una de las mayores amenazas para el futuro del regadío andaluz.