Necesitamos muchas más precipitaciones y aportaciones a los embalses para que podamos tener una campaña normal o casi normal.

Había mucha expectación por ver cómo se traducían en nuestros embalses las lluvias anunciadas. Y la realidad es que, sin despreciar el agua acumulada, lo cierto es que necesitamos muchas más precipitaciones y aportaciones a los embalses para que podamos hablar de una sensible mejoría. En concreto, y en el momento de redacción de estas líneas, podemos decir que las precipitaciones caídas en los últimos días han permitido almacenar algo más de 120 Hm3 en la cuenca del Guadalquivir y, en particular, más de 90 Hm3 en el Sistema de Regulación General.

El final de noviembre ha mejorado ligeramente los niveles de volumen embalsado en la Cuenca del Guadalquivir, especialmente en la zona oriental, donde las lluvias medias en este mes han superado los 100 l/m2 y embalses como el Tranco de Beas, el Negratín, Giribaile, o Iznájar han subido sus niveles de forma sensible, no así los de la parte occidental, donde las lluvias medias han sido inferiores y no se ha notado incrementos notables. Confiamos en que en diciembre, enero y febrero –meses habitualmente borrascosos– llueva al menos con normalidad y las tierras ya bien cargadas – a partir de los 200 l/m2 – empiecen a escupir más agua, ya sea de las escorrentías superficiales por los arroyos, o de la descarga de manantiales y fuentes que todavía con carácter general no están brotando en nuestras sierras.

En resumen, ante unas aportaciones que debemos considerar escasas y menores a la media histórica de noviembre, tenemos que seguir dando el mensaje de cautela en la planificación de cultivos. Seguimos en situación de alerta, y eso significa una previsión de fuertes restricciones en la próxima campaña, salvo que las lluvias de invierno y primavera lo arreglen.

En el cuadro debajo de estas líneas, puede encontrar más detalle sobre la evolución de los recursos hídricos en la Cuenca y en el Sistema de Regulación General.

Situacion Hidrologica