La Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía FERAGUA quiere expresar su apoyo a las protestas del campo organizadas por las organizaciones agrarias y las cooperativas agroalimentarias, que considera más que justificadas por años de menosprecio y maltrato político e institucional. Un menosprecio y maltrato sin el cual no puede entenderse la situación que vive la agricultura de riego en Andalucía, con varios años consecutivos de restricciones, que en la última campaña significaron caídas de producción superiores al 50%, y con unas expectativas pésimas para la próxima campaña, en la que posiblemente muchos agricultores no podrán regar, como ya ocurrió el año pasado, o tendrán dotaciones mínimas inferiores al 15% de una dotación normal, algo que se vivió en toda la Cuenca del Guadalquivir.
“Los agricultores protestan y están indignados porque a esta situación no se ha llegado únicamente por la falta de lluvias. Las restricciones, y con ella la asfixia del campo, se produce porque las administraciones no han hecho lo que se comprometieron a hacer. Lo que se comprometieron a hacer no de palabra, sino en documentos oficiales, planes hidrológicos aprobados que el paso del tiempo los ha convertido en papel mojado y testimonio de su impasibilidad”, ha explicado el presidente de Feragua, José Manuel Cepeda, que ha denunciado que en los últimos quince años no se ha ejecutado en Andalucía una sola de las obras de regulación previstas en la planificación hidrológica
En concreto, de las más de una docena de presas comprometidas en la planificación, y que sumaban una inversión de mil millones, no hay una sola que haya pasado el trámite medioambiental, y la única en construcción, Alcolea, en Huelva, está paralizada sine die. Además de Alcolea, ya deberían estar en funcionamiento los embalses de Agrio, Cerrada de la Puerta, Gibralmedina, San Calixto, Pedro Arco, La Coronada, Alternativa al Álamo y Recrecimiento de la Concepción, obras con las que la agricultura andaluza no hubiera tenido que soportar las restricciones y caídas del producción que la están arruinando.
Los regantes advierten que las medidas e inversiones anunciadas por las administraciones hasta ahora en sus respectivos decretos de sequía son necesarias pero insuficientes, están pensadas fundamentalmente para el abastecimiento y sobre todo no evitarán la ruina del regadío, no ya en esta sequía, que es inevitable, sino en la próxima sequía, que será igualmente catastrófica o peor, pues la agricultura seguirá en la misma situación de vulnerabilidad frente a la falta de lluvias. Por eso, junto al inicio de todas las obras proyectadas y la simplificación máxima de su tramitación ambiental, exigen la puesta en marcha de un plan de 100-200 balsas en Andalucía, con el cual se podría mejorar notablemente la garantía de agua para riego agrícola en un plazo medio de dos-tres años.
En el día de San Valentín, el presidente de Feragua ha recordado a los políticos que “obras son amores y no buenas razones”, y les ha pedido que defiendan y protejan la actividad agrícola frente a la tiranía ecologista, porque no hay una actividad más “verde” y “sostenible” que la de los agricultores, ni tampoco una que ayude más a la fijación de la población en el medio rural y el equilibrio demográfico. “No nos valen las muestras de solidaridad, lo que queremos son actos de solidaridad”, ha argumentado, para pedirles a continuación que “abandonen el derrotismo y el discurso de que hay poco que se pueda hacer, porque sí hay soluciones y estas pasan por explorar otras fuentes alternativas como las aguas regeneradas y desaladas, pero sobre todo por dejar de demonizar los trasvases y las infraestructuras de almacenamiento. “¿Cómo vamos a guardar agua para la sequía si no tenemos presas y cómo vamos a optimizar nuestro capital hídrico como país si no tenemos infraestructuras que permitan transportar agua de los territorios más húmedos a los más secos?”, se ha preguntado José Manuel Cepeda.
El presidente de Feragua se ha retrotraído a la década de los 80 para demostrar que la voluntad política lo puede todo. “En los tres mandatos del Gobierno de Felipe González se impulsaron en nuestra Comunidad veinte grandes presas con una capacidad de almacenamiento de 3.300 hm3, lo que supuso un aumento del 70% de la capacidad preexistente, que era de 4.880 hm3”, ha referido Cepeda, que ha detallado cómo fue posible ese milagro: gracias a una ley de medidas excepcionales contra la sequía (Ley 6/ 1983), en virtud de la cual se declaró el interés general y la urgencia de acometer treinta embalses en toda España, nueve de ellos en el Guadalquivir: Martín Gonzalo, Zufre, Giribaile, José Torán, Guadalcacín II, Huesna, San Rafael, Yeguas y Zahara de la Sierra. Estos nueve embalses se sumaron a otros once que estaban parados y que se agilizaron gracias también a esta Ley, de modo que en diez-quince años se construyeron en Andalucía veinte grandes presas. “La diferencia de entonces a hoy es que no vivíamos bajo la dictadura del terror jacobino ecologista”, ha manifestado Cepeda.
El presidente de Feragua ha pedido por último a la población que se solidarice con los agricultores y apoye sus protestas porque el problema del campo no es solo de los agricultores, es de todos, y la subida de precios es solo la punta de un iceberg mucho más profundo, que compromete las exportaciones y la balanza comercial, el empleo rural y todo el patrimonio natural y cultural de esas poblaciones y, por encima de todo, el abastecimiento de productos agrícolas en nuestras mesas. “Si la agricultura coge una neumonía grave, toda la economía pueda sufrir graves complicaciones. Y el enfermo no será solo el agricultor, seremos todos, pagando más por la cesta de la compra y pagando también muchos más impuestos para compensar la caída de ingresos públicos”, ha afirmado.
Feragua ha pedido finalmente a las administraciones que arbitren todas las medidas a su alcance para paliar al menos la catástrofe que se avecina al regadío para la próxima campaña si no se producen lluvias, y entre ellas, ha destacado singularmente la activación y tramitación ágil de los pozos de sequía y las cesiones de derecho entre comunidades. Su presidente, José Manuel Cepeda, ha señalado que, aun con esas medidas, el regadío se expone en la próxima campaña al riego de perder la arboleda, que supone el 75% de la superficie agrícola regable andaluza. “Y si se secan naranjos, aguacates, almendros y olivares, o se dejan de plantar frutos rojos, de lo que estamos hablando no es de perder las cosechas de un año, es de una catástrofe económica y social intensa y extensa no ya durante un año, sino durante muchos años”, ha explicado.